Cuidados del cabello en otoño: cómo mantenerlo fuerte y saludable
El otoño trae consigo cambios que no solo afectan a nuestro estado de ánimo o a nuestra rutina, sino también a nuestro cabello. Es frecuente que, con la llegada de esta estación, muchas personas noten un aumento en la caída capilar o un debilitamiento de la melena. El cambio de estación, unido al estrés, el descenso de temperaturas y los efectos acumulados del verano, puede provocar que el cabello luzca más frágil, seco y quebradizo. Sin embargo, con una serie de cuidados específicos es posible devolverle vitalidad, fuerza y brillo.
En este artículo te contamos por qué el cabello se ve más afectado en otoño y qué medidas puedes poner en práctica para cuidarlo desde el interior y el exterior.
¿Por qué el cabello se debilita en otoño?
La caída estacional del cabello es un proceso natural que suele intensificarse en otoño. Durante los meses de verano, la radiación solar, la exposición al cloro de las piscinas, la sal del mar y el calor excesivo dañan la fibra capilar, alteran la hidratación y debilitan la raíz. Al llegar septiembre y octubre, este daño acumulado se refleja en una mayor pérdida de cabello y en una melena con menos vitalidad.
Además, factores como el estrés de la vuelta a la rutina, los cambios hormonales y el descenso de las horas de luz influyen en el ciclo de crecimiento capilar. El resultado suele ser un cabello que se cae con mayor facilidad, que presenta puntas abiertas o que pierde densidad y volumen. Aunque se trata de un fenómeno habitual, sí podemos minimizar sus efectos si cuidamos la melena con atención.
Protege tu melena del clima
El otoño trae consigo viento, frío y humedad, condiciones que pueden resecar la fibra capilar y hacer que el cabello se vuelva más frágil y difícil de manejar. Para evitarlo, es recomendable proteger la melena con accesorios como gorros, sombreros o pañuelos, especialmente en días de mucho viento o frío intenso.
Eso sí, conviene que los tejidos sean transpirables y no demasiado ajustados para no dañar la raíz ni favorecer la sudoración excesiva del cuero cabelludo. De este modo, estarás protegiendo tu cabello de las agresiones externas sin comprometer su salud. Además, en días lluviosos, cubrirlo puede evitar la exposición a la humedad, que a menudo provoca encrespamiento y pérdida de forma.
Hidrata tu cabello ante todo
Tras el verano, el cabello suele arrastrar una gran pérdida de hidratación. El sol, la sal del mar y el cloro resecan la cutícula y dejan el pelo más opaco y áspero al tacto. Para recuperar su suavidad y elasticidad es fundamental apostar por productos nutritivos e hidratantes, como mascarillas ricas en aceites vegetales, mantecas o proteínas que fortalezcan la fibra capilar.
Lo ideal es aplicar una mascarilla al menos una vez por semana, dejándola actuar el tiempo suficiente para que los activos penetren en profundidad. También es recomendable reducir el uso de herramientas de calor como planchas o secadores, o al menos utilizarlas con protectores térmicos.
Otro detalle importante es la temperatura del agua al lavar el cabello: el agua demasiado caliente reseca el cuero cabelludo y puede debilitar la fibra capilar. Lavarlo con agua tibia o incluso con un último aclarado frío ayudará a sellar la cutícula y a potenciar el brillo natural.
Nutrición desde dentro
La salud del cabello no solo depende de los productos que apliquemos externamente, sino también de lo que aportamos a nuestro organismo. Una dieta equilibrada y rica en nutrientes es clave para fortalecer el folículo piloso y favorecer el crecimiento capilar.
Vitaminas como la A, C y E actúan como antioxidantes y ayudan a proteger el cabello del daño oxidativo. Por su parte, la biotina (vitamina B7) es esencial para la producción de queratina, proteína fundamental para la estructura del cabello. Además, minerales como el hierro, el zinc y el magnesio son imprescindibles para mantener la densidad y evitar la caída excesiva.
Incluir en la alimentación diaria frutas, verduras, frutos secos, legumbres y proteínas magras es una de las mejores formas de nutrir el cabello desde dentro. En algunos casos, cuando la caída es más intensa o existen déficits nutricionales, el farmacéutico o el especialista puede recomendar el uso de complementos alimenticios específicos para el cuidado capilar.
Masajes capilares: activa la circulación
Un gesto tan sencillo como masajear el cuero cabelludo puede marcar la diferencia en la salud capilar. Los masajes suaves, realizados con la yema de los dedos durante unos minutos al día, ayudan a activar la microcirculación sanguínea en el cuero cabelludo. Esto mejora el aporte de oxígeno y nutrientes al folículo piloso, lo que estimula el crecimiento y fortalece la raíz.
Además, los masajes no solo benefician al cabello, sino que también tienen un efecto relajante, ayudando a reducir el estrés, uno de los factores que más influye en la caída capilar. Si se combinan con aceites capilares o lociones específicas, también favorecen una mejor absorción de los principios activos.
